Yo también pienso que sí es posible querer a una persona más que a la propia vida y el ejemplo de la madre, que dice Pedro, quizá es el más adecuado, aunque también puede haber otros casos de amigos, amantes, esposos, hijos....Alguien puede querer a otro tanto que sea capaz de dar su vida por salvarlo. Lo que no entiendo es que se pueda dar la vida por una idea, por el sentimiento de pertenencia a un grupo, por la propia ideología o la religión: lo que muchos creyentes llaman amor a Dios no es más que el amor y el respeto a los demás y sobre todo a los correligionarios, en definitiva, un sentimiento de común unión con los demás y sobre todo con los que tienen mi misma moral, mis mismos ideales y mis mismos valores. Todas estas cosas no valen lo que vale la vida, la vida de una persona de carne y hueso es el valor supremo y a esto debemos subordinar todos los demás valores.